jueves, 3 de febrero de 2011

La leyenda de Ukara, un cuento escrito por Irene




Son muchas las historias y leyendas que se han contado sobre los nativos norteamericanos que poblaban las llanuras y cazaban al bisonte, pero ninguna como la de Ukara. Fue mucho tiempo antes de que el hombre blanco les confinara. Antes de que los caballos de hierro atravesaran las naciones. Mucho tiempo antes, aún, de que el gran guerrero Caballo Loco se convirtiera en leyenda. Ukara nació cerca de las montañas rojas de los Nauyequis, donde el oso descansa y el buitre contempla; más allá aún de las estepas y de los grandes ríos. Nació en el interior de un tipi mientras su padre, un gran cazador, preparaba el maíz. El sol rojo se ocultaba tras los cañones del río, y el llanto de un niño anunció a la pradera una  nueva vida. Ukara fue un gran cazador, como lo fue su padre, honraba a los Dioses de la naturaleza y comerciaba con otras tribus; nada podría entenderse en la vida de Ukara sin Salima, su caballo. Galopaba en los días, mientras el viento azotaba su cabellera suavemente,  y hablaba con las estrellas en las noches de luna, mientras el lobo aullaba. Salima cabalgaba por las llanuras y las praderas anchas,  levantando pequeñas volutas de polvo a su paso. Eso fue mucho tiempo antes de que el hombre blanco les confinara. Antes de que los caballos de hierro atravesaran las naciones. Mucho tiempo antes, aún, de que el gran guerrero Caballo Loco se convirtiera en leyenda.

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